Hace poco ayudé a una amiga a organizar su viaje al Sudeste asiático y mientras organizábamos todo su trayecto me cuestionó en varias ocasiones sobre el hecho de ser una mujer viajando sola.
Le dije que incluso yo, cuando realicé mi primer viajé largo a Asía creía que viajar solo siendo hombre o mujer, me parecía una mala idea por los peligros que podrías encontrarte en el camino. Sin embargo, le dije que estando allá supe que toda creencia nada fundamentada que tenía acerca de viajar solo era mentira.
Los familiares y amigos de mi amiga la hicieron dudar hasta tal punto de que me pidió cancelar el viaje pues el miedo que le habían metido era enorme. Le pedí que confiara en mi, que jamás le recomendaría algo donde estuviera expuesta de alguna manera, que confiara que sería la mejor experiencia de su vida si así lo quería.
Y confió. Y partió rumbo al Sudeste asiático con una mochila cargada de sueños y anhelos que la llevaban a buscar un sentido más real de su existencia. Había renunciado a su trabajo meses antes y no sabía qué rumbo darle a su vida.
Le dije: ¡Viaja!
Hay infinitas creencias sobre viajar que no son nada ciertas, y ser mujer y viajar sola, es una de las barreras más grandes que pueden existir.
Sí bien hay países que es bueno siempre estar acompañado sin importar el género, hay otros que se prestan para que explores por ti mismo cada rincón. Y lo más importante, viajar sola no significa que estarás sola durante el transcurso del viaje.
Digamos que viajar sola es sólo tomar un avión sin nadie que te acompañe pero tu soledad no necesariamente tiene que seguir durante tu viaje. Esto dependerá de qué tan aventurera o dispuesta estás a conocerte en una posición que pocos tenemos la oportunidad de experimentar, la de confiar en las personas por el hecho de sobrevivir.
A esta amiga le dije: te sorprenderá ver la cantidad de mujeres que viajan solas. Y el hecho de viajen solas las lleva a adaptarse al momento, a buscar la confianza no sólo de la gente local de cada lugar, sino de los mismos turistas con los que puede buscar vivir y compartir experiencias.
¿Qué comparten en común todas estas mujeres que he conocido que viajan solas?
Hay deseo enorme por comerse el mundo, por no seguir el dictado que la sociedad ha marcado para ellas, ni en lo profesional, espiritual o personal. Ellas son guerreras que se abren paso por cualquier camino que decidan recorrer porque saben que no están solas. Siempre habrá una sonrisa amable, una mano que te guía y sobre todo un montón de corazones que conoces en el camino.
Sí, puede haber dificultades, e incluso peligro pero en qué momento no hay peligro en esta vida. Todo el tiempo estamos expuestos sin importar el género. Ellas y nosotros, mismo peligro, mismo corazón pero misma garra.
Sí, tendrás que aprender a defenderte quizá, a saber en qué momento es prudente seguir o mejor guardar la calma para poder continuar.
Te demostrarás a ti misma que todas esas voces que decían “que peligroso ser mujer y viajar, pueden abusar de ti, eres débil” o cualquier etiqueta que la gente decida poner, eran falsas, sí podías, no sólo debías.
Es más, si alguien te dice algo negativo, aquí te dejo dos personajes que pueden servirte de inspiración para decidirte a tomar tu maleta y viajar.
Cheryl Strayed es la autora de “Wild” un libro autobiográfico que cuenta cómo emprendió un viaje de sanación recorriendo más de mil kilómetros del Sendero del Macizo del Pacífico que va desde la frontera de México con Estados Unidos hasta Canadá. La autora relata momentos de supervivencia no sólo física sino mentalmente ya que la decisión de emprender el camino surgió a raíz de la muerte de su madre y divorcio de su primer esposo.
Más tarde se realizó una película que fue un éxito taquillero con la actuación de Reese Witherspoon, misma que le valió una nominación al Oscar como Mejor Actriz.
Liz Gilbert, igualmente autora del libro “Comer, Rezar, Amar”, historia autobiográfica que relata un viaje de búsqueda personal por Italia, India e Indonesia, donde el mayor reto no fue enfrentarse a los peligros de viajar sola, sino a los peligros de encontrarse a uno mismo. Liz hace una narración mágica y personal que te llena el espíritu de lucha y te pone en una posición de empatía hacia la autora que es poco común. La historia de este libro también fue llevaba a la pantalla grande con Julia Roberts como protagonista de la historia.
Así, seguro habrá un millón de historias igual de emocionantes, valiosas y atrevidas que las mujeres podrían contar, y la tuya podría ser una de ellas. La única condición que debes superar es la del valor, la fuerza y lucha que ya vive en ti.